sábado, 19 de diciembre de 2015

EL AGRADECIMIENTO desde la Comunicación No Violenta (CNV)

Emitir juicios moralistas nos aliena de la vida, forma parte de la comunicación que nos aleja, aunque estos sean juicios de los que llamamos positivos: cumplidos o elogios. Tras los cumplidos o los elogios puede haber una manipulación, puedo pensar que alguien puede estar queriendo algo de mí, y si es así, esta estrategia puede funcionar sólo a corto plazo, hasta que se descubre la intención. Con los cumplidos o elogios no queda clara que la única intención sea el agradecimiento: pueden crear desconfianza y esto afecta a nuestra conexión. Por otro lado, al recibir uno, nos inquieta pensar que tal vez no lo merezcamos o nos preguntamos si verdaderamente estamos a la altura de tal adjetivo. De la misma forma, cuando soy yo la que los expresa, puede que no tenga certeza de cómo se recibirán mis palabras, y es que resultan poco reveladoras sobre qué fue lo que se hizo la otra persona, y que sentimientos y necesidades resultaron de ello: La claridad contribuye a la conexión. La concreción es la propuesta de la CNV para restaurar la confianza y la conexión. El agradecimiento desde la CNV sólo quiere expresar agradecimiento y su concreción facilita que así se reciba.
Alrededor del agradecimiento existen una serie de barreras culturales que se enfrentan a eso que bien entendido se vive como natural y placentero: dar y recibir. La cultura de comprar, ganar y merecer nos enseña a fijarnos más en lo que queremos mejorar que en lo que nos gusta, por lo que si alguien se fija en lo que le gusta de mí, desconfío. Así, el mero hecho de dar y recibir nos incomoda. ¿Y cómo recibo el elogio? En el mundo de las culpas puedo recibirlo desde la egolatría, “soy el mejor”, “soy mejor que el resto”; la falsa modestia, “no tiene importancia”, o quizás con vergüenza, inseguridad, “me valoras porque no me conoces bien”: ¿Podemos reconocernos en estas respuestas?
El agradecimiento desde la CNV tiene como objeto celebrar únicamente por el gusto de hacerlo, celebrar la satisfacción de cubrir aquello que es importante para uno. Para ello tendremos que aseguramos de que el agradecimiento fue recibido plenamente y con concreción: expresamos lo que hizo la otra persona, qué sentimientos despertó en mí y qué necesidad se vieron cubiertas gracias a esa acción. Al expresar con concreción y en forma de hechos, sentimientos y necesidades, comunico mi experiencia: no hay juicios moralistas. Al dar el agradecimiento con la CNV, es más probable que pueda permanecer en contacto con mi capacidad de contribuir al bienestar ajeno, como algo propio que comparto con todos los seres humanos: algo propio y más grande que yo. Al recibir el agradecimiento de esta forma, será más fácil para mí saber que es aquello que he hecho y valoras, con claridad y transparencia, sin preguntarme si soy merecedor.
Conservando la conexión con esta conciencia, conseguiré escapar de las trampas de la egolatría y la falsa modestia, al tiempo de reconocer mi valor y aportación.
Conectarse con la energía del agradecimiento enriquece nuestra vida. Cuando nos fijamos en lo que nos gusta de los demás y de nosostr@s mism@s y lo expresamos, estamos ofreciendo reconocimiento a nosotras mismas y a las otras personas, al tiempo que contribuimos a que nuestras relaciones mejoren. Reconocidos, somos individuales y somos en grupo.
Propuesta de ejercicio
Algunas veces, para expresar agradecimiento uso un elogio o un cumplido: cuándo te des cuenta y estés dispuesto tradúcelo. Di que hizo la/s otra/s persona/s que necesidad/es se cubrió o cubrieron y qué sentimiento/s resultaron de ello. Observa que pasa en vuestra conexión. Por otra parte, cuando recibes un cumplido, puede ser más enriquecedor para ti saber qué hiciste, qué necesidades cubrió la otra persona y qué sentimientos resultaron de esto. Cuando suceda puedes preguntar por alguno de estos elementos o bien sugerirlos y, tanto en un caso como en otro, adoptar una actitud de escucha.

jueves, 10 de diciembre de 2015

LA EXPRESIÓN DE LA IRA desde la NoViolencia

La Comunicación No Violenta (CNV) reconoce un propósito fundamental en la ira, nos habla de un valor muy importante para nosotras mismas. Esta encierra algo útil: una necesidad insatisfecha. Tratar de bloquearla no es nada fácil por su fuerza y la estrategia de omisión puede dar resultado seguramente sólo temporalmente, además puede ser nocivo para la salud. Expresarla haciendo responsable a la otra persona de mi vivencia puede ser de gran alivio temporalmente, pero nos alejará de las otras personas que posiblemente tomarán distancia desinteresadas por nuestros sentimientos y necesidades y muchas veces nos arrepentiremos de nuestras palabras y actos después. No conseguiré entonces satisfacer lo que tanto quiero y si lo consigo será por culpa, miedo, obediencia y/o intimidación: ¿Pero son éstas las razones por las que quiero que las personas con las que convivo contribuyan a mi bienestar? Además, cuando las personas actúan por estas razones nos guardarán rencor que tarde o temprano nos pasará factura.
Nunca nos enfadamos por lo que dicen o hacen las otras personas. Confundimos el estímulo con la causa. Nuestra cultura se sirve del sentimiento de culpa para controlar a otras personas (Papá y mamá se ponen muy tristes cuando traes malas notas), por lo que creemos que en nuestras manos está hacer que los demás se sientan de una determinada manera: yo soy la causa de cómo tú sientes. A la inversa, en las manos de otras personas está el hacer que yo me sienta de una determinada manera: tú eres la causa de cómo yo me siento. Estas ideas nos conducen a pensar en términos de bien y mal, lo que “nos legitima” a enfadarnos y a castigar: se justifica la ira. Con esta forma de pensar nos colocamos en relaciones de dependencia emocional y de poder.
Así, el punto de partida para entender la perspectiva de la CNV es distinguir el estímulo de la causa. El estímulo es aquello que he visto, he escuchado, he recordado y que será importante reconocer con precisión para transitar la ira. La causa es mi manera de pensar, mis juicios, que me desconectan de mis necesidades.
Cuando vivo una situación de ira puedo transitarla, transformarla y asumir la responsabilidad de mis necesidades siguiendo los siguientes pasos: Primero identificaré cual es el hecho, el estímulo, o alguno de ellos que sea significativo para mí, con el que estoy reaccionando con ira. Una vez lo identifico me conecto con todo aquello que me cuento:¿qué me digo? Es por esa forma de pensar por la que siento ira. Tras todos esos juicios están una o varias necesidades no cubiertas: ¿qué estoy necesitando? ¿Qué es aquello tan importante para mí en este momento? En un ejercicio de conexión con mi cuerpo lo averiguo y lo reconozco interiormente. Quizás entonces cambie algo, puede que me conmueva, me entristezca, sienta miedo o vulnerabilidad, quizás alivio. El sentimiento cambia a uno más sutil, más cercano. Entonces me resulta más fácil permanecer en contacto con mi necesidad y asumir mi responsabilidad sobre ella. A partir de ese momento, tengo la opción de escuchar a la otra persona e interesarme en si vivencia.
Este proceso de transitar la ira puedo hacerlo in situ, depende de la magnitud de la situación, mis habilidades sociales y mi voluntad de conexión. Después, como he dicho, podré ofrecer escucha a la otra persona. Otra opción es apartarme y ofrecerme escucha a mí misma o, si me resulta más fácil, pedir a alguien que me escuche para conectar con mis necesidades y transitar la ira dándome más tiempo antes de volver, si así lo decido, a comunicarme.
Si así lo deseo, me dirigiré a esa otra persona buscando conexión con ella primero, reconociéndola, y reconocimiento de mi vivencia después, en ese orden. Para encontrar conexión he de ofrecer empatía. Quiero oír su dolor porque quiero ver la belleza de esa persona, aquello que es valioso para ella, sus necesidades. Una vez que hemos conectado empáticamente con esa persona, es más probable que estará preparada para escucharme. Expresaré mi vivencia desde la CNV reconociendo mis necesidades como tales. Cuando en esta parte del proceso la persona que nos escucha “se siente” juzgada por algo, necesitamos moderar el tono, volver atrás y prestar atención a su dolor nuevamente. Más tarde volveremos a expresar y validar nuestras necesidades en esa relación. Escuchándonos y reconociendo nuestros valores, se restaurará nuestra conexión.
Hay ocasiones en que puedo expresar la ira con toda su fuerza desde la No Violencia. Y hacerlo puede tener un gran poder transformador. Puedo aprender a expresar la ira plenamente sin culpa: Me detengo y respiro profundamente, identifico los pensamientos que contienen juicio, me conecto con mis necesidades y las expreso. No es un ataque, que nos alejaría de la otra persona, es un grito al cielo desde mi propia vulnerabilidad, que podría tener la siguiente estructura: “estoy enfadado porque necesito…”. Puede dar mucho miedo expresarse así. Requiere valor expresar la ira desde uno mismo pues supone mostrarse abiertamente en un momento en que una necesidad muy importante está en juego para mí.
Javi García Gaitán
Comunicación No Violenta
Gestión emocional individual, relacional y grupal
Facilitación grupal
www.latransformaciondelconflicto.es

jueves, 3 de diciembre de 2015

Autoempatía


Una clave de la cnv es la manera en que nos tratamos a nosotras mismas. Cada persona es única y especial. Si somos violentos con nosotros mismos y nos autojuzgamos entonces nos tratamos como objetos y no podemos ver ni conectar con nuestra propia belleza. Además es difícil que seamos empáticos con las demás personas. Los juicios sobre nosotros mismos, al igual que todos los juicios, son la trágica expresión de necesidades no satisfechas. Dándonos autoempatía, conectamos con esas necesidades no satisfechas que están detrás de los juicios. Conectar me llena de una energía compasiva que pasa a ser el motor de los pasos y/o cambios que quiero hacer en mi vida. Desde esta conciencia mis actos son libres y más probablemente conectaré con la alegría. Cuando el juicio y el autoreproche es el motor de los cambios en mi vida, suelen venir acompañados de sufrimiento. En el imaginario del mundo de las culpas, una equivocación, un error merece un castigo. Como dice M. Rossenberg, “ Aún cuando a veces ‘aprendemos la lección’… … preferiría que el cambio estuviera estimulado por un claro deseo de enriquecer nuestra propia vida u la de los demás y no poe energías destructivas tales como la vergüenza y la culpa”.


Traducir del “tener que” al “elegir”


Cultivamos la autoempatía cuando convertimos el “tengo que” en un “elijo”. De esa manera tomamos conciencia de las necesidades que satisfacen nuestras acciones y que podemos elegir.

Por ejemplo: tengo que escribir una solicitud para dar un taller en la universidad. → Elijo escribirla porque realizar este taller satisface mi necesidad de sentido, contribución, aprendizaje y seguridad económica ...

Si actuamos por obligación, dinero, por aprobación de los demás o para evitar la culpa, la vergüenza o el castigo, no nos sentimos felices. Si queremos encontrar un sentido a aquello que hacemos que provea energía a nuestras acciones, nos ayudará conectar con los valores profundos que subyacen a estas más allá del dinero, la culpa... Nuestras acciones pueden pasar a ser elecciones responsables, o quizás, en esa conciencia, decidir iniciar algo nuevo.

Al “traducir” el “tener que” por el “elegir” descubrimos más alegría e integridad en nuestras vidas al descubrir los valores que hay detrás de nuestras acciones.


Duelo


Cuando hacemos algo de lo que no estamos satisfechos, podemos hacer un proceso de duelo y perdón hacia nosotros mismos. A través de la información que nos dan nuestros propios juicios sobre nosotras mismas, nos podemos conectar con las necesidades que tratábamos de cubrir cuando hicimos lo que ahora lamentamos haber hecho y, por otro lado, también nos podemos conectar empáticamente con los sentimientos y necesidades que teníamos en el momento en que decidimos actuar como lo hicimos. Sostener la conexión con las necesidades de una y otra parte, nos conduce a abrir el corazón a nosotras mismas en ambas facetas. Se trata de un duelo desde la CNV, un arrepentimiento sin culpa que nos conecta con la dulce tristeza de reconocer nuestros límites y de reconocer que distamos de ser perfectos. Desde este reconocimiento, podemos encontrar nuevas estrategias para nuestro aprendizaje y crecimiento personal. Para estar más en armonía con mis valores, desde el buentrato* hacia mí mismo.

Desde el mundo de las culpas, la vergüenza, la culpa, la ira o la depresión... son el motor del cambio cuando hago algo de lo que no estoy satisfecho. Cambio porque no me gusto. Es decir, la no aceptación de partes de mí mismo impulsa un cambio, y esto supone un coste importante para nuestra autoestima.

 
Autoempatia de primeros auxilios:

Podemos practicar a darnos empatía inmediata en situaciones de intensidad emocional (texto tomado de Helen Adamson):

·         Respiro.

·         ¿Cómo me siento en mi cuerpo y emocionalmente?

·         Respiro.

·         ¿Qué necesidad está viva en mí?

·         Respiro.

·         ¿Puedo abrir el corazón a mí experiencia?

·         Respiro.

·         ¿Quiero intentar conectar ahora con la otra persona?

·         Si es que sí, ¿quiero empezar por recibirle con empatía o por expresarme honestamente?

 

“Seamos el cambio que buscamos en el mundo” (Mahatma Gandhi)

 
Algo más sobre las necesidades
 

Las necesidades básicas las compartimos con todos los seres humanos, es por ello que al reconocerlas en la otra persona se establece una conexión empática, reconocemos un valor compartido. Para poder reconocer las necesidades de otra u otras personas, necesito estar en contacto con mis propias necesidades. Estar en contacto con mis propias necesidades y con las de otra u otras personas es compatible. Algunos rasgos propios del pensamiento de nuestra cultura nos llevan a lo que Thomas D´Asemburg, autor del libro Deja de ser amable, sé auténtico, llama el pensamiento binario: O esto o esto, o conmigo o sin mí, o blanco o negro, o con mis necesidades o con las tuyas. Es importante para nosotras en el camino de integrar la CNV que estemos atentas a esta trampa según la cual la aceptación tuya implica la negación mía y a la inversa.

Si en contacto con mi necesidad no puedo acoger la tuya es porque quizás estoy confundiendo necesidad y estrategia. Conectarme con mi necesidad profunda implica hacerlo con un valor propio que está en juego, más allá de la situación. Se trata de una conexión en que me responsabilizo totalmente de aquello que es importante para mí. Al hacerlo, al reconocer que mi necesidad sólo tiene que ver conmigo, permito el espacio para escucharte. Algunas veces reconocemos nuestra necesidad pero no nos responsabilizamos totalmente de ella, otras, como ya se ah dicho, confundimos necesidad con estrategia. Un ejemplo de confusión entre necesidad y estrategia sería decir que necesito que me hagas caso, lo que sería una estrategia poco concreta y en la que vinculo mi bienestar a lo que tú hagas. Es posible que desde ahí me enfade contigo o te guarde rencor y que no pueda escuchar tus necesidades. Quizás en otros momentos me sienta culpable y decida negar mi necesidad y atender la tuya. En el mismo caso, otra cosa sería reconocer que necesito atención, escucha o reconocimiento, más allá de ti, más allá de que en este momento seas mi estrategia favorita para conseguirlo. Cuando hago esta diferenciación será más fácil ver y sostener empáticamente mis valores y los tuyos aunque sean distintos en ese momento. Cuando no la hago, quizás pueda pensar que para conectar con la otra persona tenga que renunciar a mi necesidad (pensamiento binario) y que mis necesidades me limitan: Puedo pensar: “por culpa de mi necesidad no puedo estar bien con las demás personas, se trata de una carencia, mejor no voy a escucharme más porque eso me da problemas”.

En nuestra relación con nuestras necesidades, también juega un papel la socialización de género. En una generalización, podemos decir que los mandatos de género han enseñado a las mujeres que ellas están para el servicio y cuidado de las demás personas y que sus necesidades no importan: ¿Para evitar el conflicto o tener armonía niego mis necesidades en nuestra relación? Por otro lado, los hombres pueden tener dificultades para reconocer sus necesidades, ya que tradicionalmente se ocuparon de ellas sus madres, abuelas y quizás luego sus esposas; además, estar en contacto con mi mundo interior no es una cualidad que desde el género se atribuya a lo másculino: ¿Me enfado porque no sé lo que me pasa? Cruzar los límites de los roles asignados socialmente, salirse de la norma, por mi experiencia, no nos resulta fácil a las personas. Como dice Thomas D´Asemburg: “Ser felíz no es necesariamente cómodo”.

En síntesis, para conectar con otra persona, primero necesito darme un espacio a mí misma, darme la importancia que tengo y reconocerme, validarme en mi experiencia cruzando los límites de mi identidad. Creo que sólo así podré escuchar a la otra persona completamente, conectarme con sus necesidades estando con las mías y, luego, buscar estrategias conjuntas si así lo deseo. No hacerlo puede alimentar relaciones de agresión-sumisión, alimentará el rencor entre las partes y minar nuestra autoestima.

 

*Buentrato: Los Vínculos Amorosos. Editorial Paidos. Fina Sanz

 

Javi García Gaitán

Comunicación No Violenta

Gestión emocional individual, relacional y grupal

Facilitación grupal

lunes, 23 de noviembre de 2015

¿Cómo responder a los ataques terroristas?


www.latransformaciondelconflicto.es
Les comparto este texto de Marshall Rosenberg:
 
 
¿Cómo responder a los ataques terroristas?

“Después de los ataques […] millones de personas alrededor del mundo sienten profundo dolor. Se sienten encolerizados, asustados, impotentes —y muy vulnerables—. Muchos tienen una profunda necesidad de sentirse seguros otra vez; anhelan un mundo en el que puedan vivir en paz […] Otros desean venganza y castigo.
Algunos quieren que la paz y la seguridad sean los objetivos de las acciones que se tomen, otros quieren que las acciones se enfoquen en la represalia y el castigo.
Esto presenta un verdadero problema: si nuestros líderes basan sus acciones en la represalia y el castigo, yo creo que no pueden lograr el objetivo de seguridad y paz en el mundo.
¿Por qué digo esto?
Durante los últimos 35 años, mis colegas y yo hemos trabajado alrededor del mundo para ayudar a resolver conflictos entre pandillas, grupos étnicos, tribus y países.
Una y otra vez hemos observado que las acciones motivadas por el deseo de castigar generan represalias del otro lado, y que las acciones motivadas por un deseo de paz generan actos de paz del otro lado. En ambos casos las acciones crean ciclos que continúan par años, generaciones, siglos.
Yo y otros en mi organización hemos trabajado con personas de las partes en guerra en Ruanda, Burundi, Sierra Leona, Nigeria, Sudáfrica, Serbia, Croacia, Israel y Palestina. Nuestra experiencia nos ha enseñado que la seguridad y la paz reales se pueden lograr, aún con mucho en contra, sólo cuando las personas son capaces de ver la “humanidad” de aquellos que los atacan. Esto requiere de algo mucho más difícil que poner la otra mejilla: requiere de empatizar con los miedos, el dolor, la ira y las necesidades humanas insatisfechas que están detrás de los ataques.
Nuestro trabajo está diseñado para ayudarle a la gente a aprender a empatizar con las necesidades y las preocupaciones de la otra parte, y comenzar a ver que “el lado contrario” es simplemente un grupo de humanos tratando de protegerse y satisfacer sus necesidades. Hemos visto el odio y el deseo de castigo transformarse en esperanza, cuando las personas recibieron empatía de aquellos que habían matado a sus familias. Hemos visto a aquellos que cometieron la violencia lamentarlo sinceramente, cuando recibieron empatía de aquellos que habían sido afectados por sus acciones. Hemos visto a personas de ambos lados perder el deseo de castigarse mutuamente, y luego trabajar juntos para asegurar que las necesidades de todos se satisfagan. Hemos visto antiguos enemigos crear programas juntos para revertir el daño que habían creado y para asegurar la seguridad de generaciones futuras.
[…]
Si el objetivo [de la respuesta a los actor terroristas] es la represalia y el castigo, cada acción que tome será determinada por la respuesta a esta pregunta: “¿Esta acción nos acercará más a castigar a los responsables del dolor que hemos sufrido?”
En cambio, si su objetivo es la seguridad y la paz en el mundo, cada acción será determinada respondiendo esta muy distinta pregunta: “¿Esta acción nos acercará a la paz y a la seguridad duraderas para el mundo?” Es mi ferviente deseo que nuestros líderes no busquen el castigo, sino que se mantengan enfocados en crear la paz y la seguridad.
Para crear la seguridad a corto plazo, nos tendremos que proteger de más amenazas. Esto puede incluir acciones tomadas con, lo que yo llamo, el “uso protector de la fuerza.” Tal vez necesitemos capturar y encarcelar a los perpetradores para que no nos puedan atacar otra vez. Tal vez incluso tengamos que matar a algunos de ellos si no podemos restringirlos de otra manera.
Pero, para el largo plazo, también necesitamos comenzar a crear la seguridad y la paz duraderas en el mundo. Nuestros líderes necesitan establecer relaciones que den origen a una verdadera y permanente cooperación entre las naciones: necesitan comenzar ahora a cambiar las circunstancias que provocan comportamientos violentos. Los países ricos del mundo necesitan trabajar juntos para crear un mundo en el que toda la gente tenga acceso a los recursos básicos que sirven a la vida, así como protección a sus derechos humanos —un mundo donde toda la gente está segura y libre, y tenga la oportunidad de crear una vida satisfactoria—.
Si hay una respuesta al enorme problema que tenemos delante, es buscar soluciones que satisfagan las necesidades de todos los involucrados. Esto no es idealismo utópico: he visto soluciones así crearse —una y otra vez— alrededor del mundo.
 
www.latransformaciondelconflicto.es
 

 

domingo, 22 de noviembre de 2015

Sesión 3: La Recepción Empática



LA RECEPCIÓN EMPÁTICA: LA ESCUCHA


  
La escucha está relacionada con la necesidad universal y fundamental de reconocimiento y validación desde las primeras etapas de nuestra vida: cómo niño quiero que me escuchen las personas que son importantes para mí.

La comunicación está compuesta tanto por la expresión como por la escucha, sin embargo, la primera está mucho más valorada que la segunda en nuestra cultura. No es así en otras culturas. En ocasiones la palabra es un símbolo de poder y dominación: quiero que se escuche mi voz porque lo que traigo es más valioso, no como lo tuyo, que no lo escucho por mi condicionamiento a priori según el cual o se me escucha a mí o se te escucha a ti, o tienes tú razón o la tengo yo. Si se me escucha soy valioso.

Grosso modo y según en qué casos, a los niños, a los ancianos, a las mujeres, a las mujeres ancianas, a las minorías, a las personas con menor status social, estructural, intelectual… "no se las escucha".



Queriendo tod@s ser escuchad@s, tener la palabra, no hemos aprendido a escuchar: no está valorado. Sin embargo, así las palabras caen en saco roto en muchas ocasiones. Tengo necesidad de que me escuchen y expreso, tienes necesidad de que te escuchen y expresas: El sistema necesita escucha, cuando una de las partes escuche, la otra podrá ser acogida y devolver escucha. Así entiendo que funciona la dialéctica de la conexión.

El problema es que, por otra parte, la escucha me conecta con mi vulnerabilidad, por lo que en muchas ocasiones no escuchar se convierte en una estrategia de protección, pues no sé qué hacer con lo que me sucede al escuchar. Cuando escucho me ocurren cosas: tensión, respiración, pensamientos, emociones. ¿Cómo me coloco con esto? Mis heridas generan procesos de identificación que me llevan a revivir el pasado y me dan información de que tengo duelos no elaborados.

Escuchar es observar y respirar, estar para la otra persona queriendo entender y conectar con su vivencia. Cuando escucho así resueno con la emoción, el síntoma… Puedo cuidarme ofreciendo presencia, estando en contacto conmigo también desde la escucha, estando en contacto con la respiración. Estando en contacto conmigo mism@, también puedo hacer que la otra persona resuene con la presencia que le estoy ofreciendo. Cuando escucho, ofrezco presencia, abro mis chacras.

La escucha profunda es terapéutica porque brinda un espacio para que la persona se exprese completamente, ayudando a dar claridad sobre ideas, sentimientos, necesidades y en último término a conectar con el poder personal que cada una de nosotras tenemos.

Aconsejar, consolar, minimizar, competir, contar una historia parecida, educar, compadecer, interrogar, explicar, corregir, tratar de solucionar… son comportamientos que no forman parte de la escucha profunda que propone el tipo de escucha al que se refieren las próximas líneas.


La recepción empática: Cómo hacerla según la Comunicación No Violenta (CNV)

EN SILENCIO
 Miro a la otra persona.

 Tomo conciencia de mi respiración lo que me ayuda a estar en contacto conmigo.

 Estando en contacto con mis S y N.

 Sosteniendo mis impulsos de intervenir, solucionar, tranquilizar y decir como lo vivo yo.

 En contacto empático con los S y N de la otra persona sosteniendo los míos en una mano y los tuyos en otra.

 Estoy para la otra persona y estoy para mí.

 Quizás establezco un contacto físico

INTERVIVIENDO:

Además de lo anterior…

Intervengo cómo…

Con sentido de realidad, respetando ciertas normas culturales y cruzando otras con tacto.


 Acompañando con un Aha…Umm…para decirte que estoy ahí

 Repitiendo lo que dijo con mis palabras: Aquellas cosas con carga emocional. Así doy el mensaje de que te acompaño, quiero entenderte, te sigo, me importa…

Traduciendo lo que dijo a O-S-N-P desde la sugerencia, unas suposiciones que formulo desde un querer saber cuál es la vivencia de la otra persona y que la invita a continuar por el lenguaje de O-S-N-P a la otra persona. Os pongo algunos posibles ejemplos.

- ¿Estás así (S) porque he entrado sin llamar (O)?

- Pareces sorprendido (S) con lo que me estás contando (O)

- ¿Te sientes confuso (S)?

- ¿Te sientes frustrado (S) porque preferirías un tipo de comida que te guste más (N)?

- ¿Quieres prestar atención a tu trabajo ahora (N)?

- Quieres estar seguro (N) que este curso tiene sentido (N) y te va a servir para aprender nuevas formas de conectar (N) y enriquecer tus relaciones (N)

- ¿Te gustaría que te diga lo que he entendido (P)?

- Necesitas descansar (N) y quieres que saque a pasear yo al perro (P)

- Traduciendo a un lenguaje responsabilizador en que habla de sí mismo.

  
- Resumiendo si nos lo piden, si queremos estar seguras de que entendimos o si entendemos que la otra persona nos lo está pidiendo.



Intervengo cuándo…

Cuando nos lo piden o advertimos el deseo de la otra persona de que confirmemos lo que nos dijo: "¿entiendes?", "No sé si me estoy explicando…. De otra manera, si yo soy quien expreso, me responsabilizo de pedir que me repitan lo que dije cuando necesito estar seguro que me están entendiendo.

 Cuando detecto un mensaje con carga emotiva lo reflejo. Os pongo ejemplos:

- Parece que te conmueve…pareces optimista, ilusionado…

- Estás muy enfadado…

- Me llega mucho dolor, ¿es así?

 Cuando dudo si entendí.

- A ver si he entendido bien, estás diciendo…

- Es decir que…

- Dime si te he entendido bien, lo que dices es que…

- Voy a probar a ver si te he entendido…



Intervengo para…

Dar la oportunidad de corregir, profundizar y sacar otras voces también valiosas a la persona que estamos escuchando.



 Acompañarla con mi comprensión de lo que me está contando y mostrándole que estoy atenta y presente con mis aha, umm, repeticiones, reflejos de O-S-N-P, resúmenes…

¿Cómo limpiarme de la escucha?

Después de dar escucha, quizás necesite escucha y tenga una conversación interna conmigo misma, o le pida a alguien que me ofrezca ese espacio. También puedo soltar, limpiarme con la naturaleza, con la conciencia de que estoy limpiando en lo físico y lo simbólico…Aquí algunas propuestas para crear esa conciencia.

 Con la respiración

 Dejando la ventana del lugar entreabierta

 Poniendo una vela que queme

 Poniendo incienso

 Frotándome el cuerpo, espolsándome

 Yendo a la playa

 Cantando, sacando la voz en el coche

 Corriendo, que me ayuda a respirar

  Poniendo música para bailar: de percusión, africana o afro-caribeña

 Sentándome en un jardín y tirandole esa energía a la tierra a través de un árbol tras pedirle permiso.

 Hacer un agujerito en la tierra y tirar allí lo que me sobra para vaciarme

 Tirando lo que me sobra al mar tras pedirle permiso en un ritual

 Duchándome con conciencia de limpieza en la que se va lo denso por el desagüe


domingo, 8 de noviembre de 2015

Sesión 2: La Expresión Empática


La Expresión Empática y los Elementos de la CNV

 
¿Cómo nos expresamos desde la Comunicación No Violenta? Algunas claves de los elementos de la Comunicación No Violenta:

Transitar cada uno de los elementos de la CNV

Los elementos de la CNV son Observación, Sentimiento, Necesidad y Petición.

Para que la expresión empática desde la CNV llegue a las personas que escuchan, mi intención honesta de conectar es un ingrediente fundamental. Si mi expresión no es recibida como yo quiero, puede ser porque bajo mis palabras todavía se esconden reproches, interpretaciones y no estoy siendo totalmente consciente de ello. También puede ser que la/s otra/s persona/s no estén preparadas para escuchar: cuando estamos afectados por algo, suele resultar más difícil disponer de la apertura que requiere una escucha empática. Como veremos en la siguiente sesión, es entonces cuando tengo la posibilidad de pasar a la escucha: ¿qué le está pasando a la otra persona que no puede recibirme? Algunas veces no nos resultará fácil pasar a la escucha cuando yo quiero que me escuchen. Poder hacerlo, abre la posibilidad de un espacio de conexión en el que finalmente ambas partes recibamos el reconocimiento de nuestra experiencia deseado. Vamos con algunas claves de la expresión según la entiende la CNV.

A.Observación (O)

·           Diferenciar entre observación y evaluación. Hacerlo nos facilita un punto de partida común, reconocido por ambas partes, y posiblemente más apertura en el diálogo, no hacerlo nos puede hacer caer en el juego quién tiene razón y quién no.

·           El hecho que identificamos es el estímulo y no la causa de lo que sentimos. Yo soy el responsable de lo que siento. Esto contribuye a que nos acerquemos.

·           Ser claros en la observación, que esta sea concreta, nos ayuda a que la otra persona sepa a qué nos referimos, da claridad, y facilita que yo pueda hacer una petición concreta. En mi experiencia, cuando no tengo una observación concreta me cuesta encontrar una petición concreta.

B. Sentimiento (S)

·           Diferenciar sentimientos de interpretaciones facilita la conexión. Al hablar de mi experiencia separándolo de mis apreciaciones moralistas será más fácil que sea recibida mi vivencia. Cuando digo me siento rechazado, me siento intimidado, no hablo únicamente de mis sentimientos, estoy diciendo de una manera más o menos encubierta que me estás rechazando o me estás intimidando: Es como decir que la causa de cómo yo me siento eres tú. Tengo la opción de expresar cómo me siento hablando sólo de mí, quizás me siento dolido o asustado. Asumir la responsabilidad de lo que siento puede contribuir a salir del juego de las culpas y a allanar el camino de la conexión.

·           Los sentimientos son agradables y desagradables según si nos dan info de necesidades cubiertas o no . No hacemos una diferenciación entre sentimientos buenos y malos. Todos ellos nos traen una información valiosa sobre cómo estamos, nos hablan de nuestras necesidades. Valorarlos y acogerlos es sinónimo valorarme y acogerme.

·           Expresarlos contribuye a crear un clima de confianza: Cuando empiezo a hablar de mí a este nivel y desde un lenguaje responsabilizador, ya sea expresando la ira o la vulnerabilidad, transitamos el lenguajes del corazón. 

·           Expresiones como siento que... o siento que tú... suelen hablar de mis pensamientos e interpretaciones de lo que ha sucedido, no únicamente de sentimientos, y nos alejan de la otra persona. Por otra parte, los pensamientos, juicios, opiniones también pueden tener un lugar en la CNV, es importante expresarlos enmarcando que es mi opinión. Por ejemplo, la frase Siento que tú no me haces caso., la podría traducir a la CNV diciendo... Estoy triste  (S)al pensar que no me haces caso (Pensamiento). La frase Siento que tu estrategia no va a funcionar, la podría traducir diciendo... Me siento desconfiado (S) al escuchar tu propuesta (Observación) porque pienso que no va a funcionar (Pensamiento). El siguiente paso en aras de asumir mi responsabilidad con más claridad sería acompañar esto de mi necesidad en esa situación.

C. Necesidades (N)

·           Cuando nombro mi necesidad vinculándola a mis sentimientos, reconozco mi responsabilidad y sigo hablando de mí. Si me salgo del lenguaje de la culpa (Tú eres el responsable de lo que a mí me pasa) será más fácil que puedas mostrar interés por lo que estoy tratando de expresar. Cuando abro mi corazón, por resonancia, es posible que se abra tu corazón.

·           Las necesidades son universales, las compartimos todos los seres humanos. Son el mundo de la abundancia donde cabemos todos los seres y dónde nos reconocemos: Vivamos dónde vivamos, independientemente de nuestra cultura, género... las necesidades básicas las compartimos con todos los seres humanos. A este nivel todas las personas somos iguales y podemos reconocernos. En cuanto a que una de las premisas de la CNV es que forma parte de la naturaleza humana sentirnos satisfechos cuando contribuimos al bienestar de otras personas (naturaleza solidaria), conectar desde un lugar en que reconocemos lo que es importante para las partes (N) desde la responsabilidad, abre un montón de posibilidades habilitadas por el nuevo punto de partida, reconocimiento de igualdad, y la naturaleza solidaria del ser humano, premida a la que hacía referencia antes.

·           Diferenciar necesidades de estrategias es fundamental en la labor de reconocernos. A nivel de estrategias podemos estar en conflicto, a nivel de necesidades no. Es un paso de conflicto a dilema.

·           Formulaciones como necesito que tú... no hablan de nuestras necesidades, sino de nuestras estrategias.

D. Petición/Estrategia (E)

·           Diferenciar petición de exigencia. Cuando pido algo, me dicen que no y me molesto, mi petición era una exigencia. La petición en la CNV aspira a ser un  regalo que le hacemos a alguien para que contribuya a nuestro bienestar, con el deseo que diga sí eligiendo libremente. Relacionarla con la necesidad facilitará que la otra persona la reciba como una petición (eres libre de elegir) y no como una exigencia (si no lo haces está mal): Es importante para mí esto (N), estarías dispuesto a...(E).

·           Es concreta, realista, negociable... Estas son características fundamentales. ¿Qué quiero exactamente que haga la otra persona o yo misma? Hacer la petición implica cerrar un ciclo, de otra forma toda mi experiencia puede quedar en papel mojado. Cuando expreso algo, ¿Qué quiero? En mis relaciones personales, en mis grupos... Hago que mi vida tome la forma que yo quiero cuando, además de conectarme con lo que necesito en cada momento, hago explícitas las estrategias o peticiones que imagino podrían satisfacer lo que es importante para mí.

·           Existen distintos tipos de peticiones: Unas van relacionadas con la acción y otras con la conexión. Las peticiones de acción se dan cuando pido a alguien o a mí misma hacer algo: "¿Te vienes a dar un paseo por la huerta?", "Voy a comprar el periódico". Las peticiones de conexión están relacionadas con el proceso de comunicación. Cuando quiero estar segura de lo que la/s otra/s persona/s ha/n entendido lo que acabo de expresar puedo pedir que me digan lo que han entendido u otra pregunta en este sentido. Esto nos puede ayudar a resolver malos entendidos o a acoger empáticamente la vivencia de la otra persona (escucha). Otra petición de conexión es aquella en la que quiero saber cómo está la otra persona al escuchar lo que he dicho. Es una forma de decirle me importas, y seguir indagando.